miércoles, 24 de junio de 2015

"Las flores de la guerra" de Geling Yan

1937, Nanjing: el ejército japonés ha entrado en la capital china a sangre y fuego. La guerra ha atrapado a Shujuan junto con otras doce estudiantes en el desván de la parroquia Santa María Magdalena, al cuidado del padre Engelmann. Aunque hay algo que sacude su mundo con más fuerza que el sonido de los disparos. Cuando la misteriosa y seductora Zhao Yumo llega al frente de un grupo de prostitutas en busca de refugio, las niñas y los clérigos tienen que enfrentarse a sus propias encrucijadas: ¿dónde está la justicia?, ¿qué los distingue de esas mujeres?, ¿cómo defenderse de la crueldad?
Una sobrecogedora historia de miedo y violencia, pero también de amor, pasiones ingobernables, amistad y compasión, que Zhang Yimou llevó al cine en la mayor producción cinematográfica de la historia de China.


 Reconozco que los libros escritos/ambientados en la cultura china no son plato de mi devoción, y no suelo leerlos. Y no porque no me interese ese país, su historia, sino porque me cuesta mucho identificarme con los personajes, al ser la suya una cultura y unas costumbres muy distintas a las nuestras, y que chocan con mi forma de ser.

Con este libro hice una excepción, ya que cuenta un hecho real como fue la matanza de Nanjing durante la ocupación japonesa del país. Un hecho no muy conocido en el mundo occidental, pero de gran importancia en la historia. Aún hoy perduran las heridas sin cicatrizar.

El libro, escrito en un estilo sencillo pero a la vez profundo, no se centra en el horror de los crímenes cometidos por los japoneses, sino en un grupo de refugiados encerrados en una iglesia católica, y enfrentados no ya al hecho de la ocupación nipona sino a sus propios prejuicios y diferencias de clases.

La autora muestra de forma clara, las diferencias de clases no sólo entre las prostitutas, los clérigos y las niñas, sino también entre las propias niñas y entre los clérigos, dando al final las menospreciadas prostitutas una gran lección de dignidad.

En esta reseña incluyo dos portadas, porque la portada vietnamita me sirve para el reto "De la vista nace el amor", en el apartado fuego.















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